El Lago Chungjuho bañado de belleza otoñal.

 El vasto lago Chungjuho está enclavado tierra adentro, en la profundidad de las montañas. En ésta época del año su belleza está en su apogeo, enmarcado en el follaje otoñal.

La belleza de las riberas del lago es tal que se les ha considerado como uno de los más bellos dones que dio la naturaleza a Corea. El paisaje es especialmente hermoso en otoño, cuando las hojas de los árboles cambian de color y se reflejan en la superficie del lago, creando una vista que se asemeja mucho a una pintura impresionista.

 Cuando se hace el recorrido del Lago de Chungjuho, se tiene la sensación de viajar al pasado, hasta la época de la Dinastía Joseon. En medio de la deslumbrante belleza de la naturaleza, tanto el Lago Chungjuho como las ciudades cercanas a éste poseen una gran riqueza histórica. En Jecheon hay muchos objetos y sitios históricos. Era una próspera ciudad hasta bien entrada la Dinastía Joseon, época en la cual a esta ciudad se le conocía como Cheongpung. Buena parte de los objetos y vestigios históricos de esta ciudad estuvieron en peligro de quedar sumergidos a raíz de la construcción en 1985 de la Presa Chungju. Sin embargo, todo ello fue trasladado a través del tiempo por el Puente de Cheongpung, en donde actualmente se levanta una reproducción de un pueblo tradicional conocido como Complejo del Patrimonio Cultural de Cheongpung.
Muchos de los residentes locales llaman a esta parte del lago Cheongpungho en memoria de la gloria que gozó en el pasado esta ciudad, cuando se le conocía como Cheongpung. El Complejo del Patrimonio Cultural de Cheongpung se ubica al pie de la Montaña Mangwolsan. Resguarda una abundante herencia que se remonta al Periodo Megalítico, entre otros, dólmenes (tumbas portal) y menhires (piedras verticales), así como hogares, escuelas y oficinas gubernamentales que datan de la época de la Dinastía Joseon. El pueblo está deshabitado, pero sus viviendas son testimonio de cómo vivían los coreanos. Un cargador de espalda, bieldos, esterillas de paja, canastas, cuencos y cuencos de porcelana, cucharas y palillos de bronce, y muchos objetos de uso cotidiano, permanecen debajo de aleros, en cocinas, y por todas partes, imperturbables ante el paso del tiempo.