Los muñecos Daruma (en japonés: 達磨) son figuras votivas sin brazos ni piernas y representan a Bodhidharma (Daruma en japonés), el fundador y primer patriarca del Zen.
Dice la leyenda que el maestro Daruma perdió los brazos y las piernas de estar tantos años escondido en una cueva meditando y sin utilizarlos.
Los colores típicos son rojo, amarillo, verde y blanco. El muñeco tiene una cara con bigote y barba pero sus ojos son blancos del todo. Los ojos del daruma se utilizan como recordatorio y motivación a cumplir metas o grandes tareas. El dueño del muñeco pinta una pupila redonda (usualmente del ojo derecho) al establecer su meta;
cuando esta se ha cumplido se procede a pintar el otro ojo. Un daruma con una sola pupila suele colocarse donde este sea visible, a manera de constante recordatorio del trabajo que debe hacerse para lograr el objetivo.
Normalmente el muñeco Daruma es varón, aunque existe una muñeca Daruma, conocida comoEhime Daruma (Princesa Daruma).
Al tener una forma ovoide y su centro de gravedad bajo, algunos de ellos vuelven a su posición vertical al ser empujados hacia un lado, como un tentetieso. Esto representa simbólicamente el optimismo, la persistencia y la determinación.
Daruma se ha convertido en un elemento muy extendido de la cultura japonesa. Pero tanto si se utilizan las creencias religiosas, políticas o culturales, el Daruma siempre tiene un significado positivo. Comúnmente escrita junto a la imagen de un Daruma, el dicho nana korobi oki ya, "siete caídas y subidas de ocho," resume perfectamente la determinación, fuerza y éxito que Daruma trae a la vida
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