La Tejedora del Destino
La Doncella tejedora era la menor de las siete hijas de la Reina del Cielo. Su trabajo era tejer. Tejía las sedas más bellas que se hayan hecho para la confección de la ropa de los dioses.
Un día, sus hermanas, decidiendo que estaba trabajando demasiado, la llevaron a la tierra para que se divirtiera. Allí conoció a un apuesto vaquero, y se enamoró.
La Doncella decidió dejar de tejer para poder estar con su amado en la tierra.
Pronto, la reina se dio cuenta de que nadie estaba tejiendo. Y fue en busca de su hija. Cuando la encontró en la tierra con el vaquero, se enfureció y la arrastró de regreso al cielo para que volviera a ocupar su puesto y siguiera tejiendo.
Cuando el vaquero la trató de seguir, la reina del cielo agitó el peine de jade través de los cielos, formando la Vía Láctea que separó a los amantes. Todos los días después, de tejer la doncella lloraba y suspiraba por su vaquero.
Por último, su padre el rey, sintiendo lástima por ella, decretó que en lo sucesivo, el séptimo día del séptimo mes del año chino, se permitiera reunirse a los amantes. Así que cada año, en ese día, las urracas vuelan desde el cielo y forman un puente sobre la Vía Láctea. Y, así, el vaquero y la doncella a través de este puente pueden reunirse.
Aquellos de nosotros que miremos hacia el cielo en ese día podremos ver el puente de las urracas como un arco iris.
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