Hace mucho tiempo vivían un padre y tres hijas en un pueblo. Era lo suficientemente rico como para tener muchos campos de arroz alrededor de su casa.
Un año que había llovido muy poco durante meses sus tierras estaba tan secas que no podía cultivar arroz.
- Daría a una de mis hijas a quien pudiera llenar mis arrozales con agua..a este paso nos moriremos de hambre..
Nada mas decir estas palabras un apareció frente a él.
- Me interesa tu oferta. ¿Prometes que me entregarás a una de tus hijas si lo consigo?
- Por supuesto, si eres capaz de cumplir tu palabra , yo cumpliré la mía y te entregaré a una de mis hijas.-dijo el hombre sonriente.
Al día siguiente, le sorprendió mucho que sus arrozales estaban llenos de agua hasta los bordes. A pesar de que estaba entusiasmado, recordó promesa y se entristeció.Un año que había llovido muy poco durante meses sus tierras estaba tan secas que no podía cultivar arroz.
- Daría a una de mis hijas a quien pudiera llenar mis arrozales con agua..a este paso nos moriremos de hambre..
Nada mas decir estas palabras un apareció frente a él.
- Me interesa tu oferta. ¿Prometes que me entregarás a una de tus hijas si lo consigo?
- Por supuesto, si eres capaz de cumplir tu palabra , yo cumpliré la mía y te entregaré a una de mis hijas.-dijo el hombre sonriente.
-Oh, Dios mío! ¿Qué puedo hacer? Pero una promesa es una promesa.
Cuando volvió a casa, le pidió a su hija mayor que se casase con el Kappa.
- Le di mi palabra al Kappa. ¿Le tomarás por esposo?
- ¿Has perdido la cabeza? Por supuesto que no.- y se marchó dando un portazo.
Le preguntó entonces a su su segunda hija si aceptaba casarse con el Kappa.
-Se lo prometí al Kappa. ¿Te casarás con él?
- ¿Crees que soy estúpida? Por supuesto que no. No sabes cuanto te odio. Ella también se marchó maldiciendo a su padre.
Finalmente se lo pidió a su hija menor.
- Hice una promesa a ese Kappa ¿Estas dispuesta a casarte con él?”
- Padre, yo no quiero casarme con un Kappa, pero no esta bien romper una promesa. Si así lo desea, yo me casaré con el. – dijo con tristeza.
-Gracias, hija mía eres la mejor hija que un padre pueda tener. Te haré un buen regalo de bodas, así que dime ¿que deseas?
-Padre, yo tan solo quiero cien Hyotans
Y así el padre recogió un centenar de calabazas para ella en su barrio para fabricar botellas para su Hyotans.
A la mañana siguiente, un apuesto joven llamó a su puerta.
- Vengo a que me entregue a su hija., dijo.
- Padre mio, voy a marcharme con el, dijo la muchacha que llevaba a la espalda un gran saco repleto de botellas de calabaza a su espaldas.
-¿Es un verdadero Kappa?” las dos hermanas empezaban a envidiar a su hermana menor.
Los novios se marcharon y ella lo siguió hasta las cercanías de un lago.
- Como sabrás, mi casa se encuentra en lo profundo del lago, vamos. – dijo el muchacho tirando le de la mano.
- Oh ! Señor Kappa, por favor, espere un minuto. Quisiera pedirle un favor. Estas calabazas son un regalo de boda de mi querido padre y quisiera conservarlas. ¿ Podría por favor ayudarme a meterlas en su casa?
- Eso esta hecho, esposa mía.” , dijo el Kappa y arrojó el contenido del saco al lago lanzándose tras de ellas.
Trató una y otra vez , en vano de hundir las calabazas, que eran tan ligeras que flotaban en el lago escapandosele de los dedos. Viendo la dificultad de la tarea se volvió a transformar en Kappa para intentarlo.
- Esto es imposible, no puedo hacerlo. Voy a renunciar a una novia humana. Es mejor casarse con la hija de un Kappa.
Y desapareció bajo el lago, tras pronunciar estas palabras.
El padre estaba muy contento de tenerla de vuelta en casa y la nombro su única heredera.
“Tú eres sólo la heredera de mí.”
Las dos hermanas mayores se trataron de disculparse a
El padre estaba muy contento de tenerla de vuelta en casa y la nombro su única heredera.
“Tú eres sólo la heredera de mí.”
Las dos hermanas mayores se trataron de disculparse a
nte su padre, pero ya era tarde y la hija menor se convirtió en la heredera de los arrozales a los que nunca faltó el agua del lago de los kappa.
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