Japón guardó un minuto de silencio este domingo en honor a
las 19,000 personas que murieron hace un año cuando un gran terremoto
generó un poderoso tsunami, desatando la crisis nuclear en Fukushima.
A las 2:46 de la tarde, gran parte de la nación hizo una pausa para
recordar la furia de la naturaleza cuando el terremoto de 9.0 grados
provocó una catastrófica cadena de acontecimientos.
En una ceremonia nacional de conmemoración en el Teatro
Nacional de Toyo, el triste himno nacional de Japón sonó antes de que el
primer ministro y el emperador guardaran silencio por aquellos que
perdieron la vidaa en el peor desastre que ha sufrido el país luego de
la posguerra.
Al emperador y al primer ministro, Yoshihiko Noda, se les unieron unas 1,200 personas en el Teatro Nacional. El
emperador, que hace tres semanas se sometió a una cirugía de derivación
cardiaca, dijo que Japón “no olvidará” la tragedia y habló de la
importancia del “Kizuna”, ó los vínculos humanos, a raíz de la
catástrofe.
“Hay muchas dificultades por delante en la reconstrucción de las zonas afectadas por el desastre”, dijo. “Espero
que todos y cada uno de los ciudadanos unan sus corazones con las
personas afectadas por el desastre y sigan ayudando a mejorar sus
vidas”.El primer ministro Noda se comprometió a recuperarse de la tragedia.“Nuestros
antepasados, que llevaron a nuestro país a la prosperidad, nos ayudaron
a levantarnos con una resolución valiente en tiempos de crisis”, dijo.
“Además de ofrecer nuestro apoyo a la lucha diarias de
las personas en las regiones afectadas por el desastre, vamos a unir
esfuerzos tratar de cumplir con nuestra misión histórica de lograr “el
renacimiento de Japón a través de la reconstrucción “.
Pequeños pueblos rurales que a lo largo de la costa se
redujeron a escombros por el tsunami, destruyendo barrios enteros y
acabando con las comunidades, celebraron sus propias emotivas
ceremonias.
En Ishinomaki, donde se contabilizó la quinta parte de
los que murieron en la catástrofe, las sirenas de alerta contra los
tsunamis sonaron para marcar el momento del terremoto y la posterior
llegada de una pared de agua a la ciudad donde se cobró la vida de cerca
de 4,000 personas.
En la ciudad de Koriyama, los monjes sonaron tambores y comenzaron a
rezar antes de que se realizara una manifestación de protesta
anti-nuclear, donde los organizadores abrieron las partes del estadio
que aún no han sido limpiadas de la lluvia radioactiva, pidiendo a los
participantes con los niños pequeños a no utilizar el área.
Entre los que se manifestaban, había algunos de los refugiados
obligados a huir de sus hogares lejos de la planta nuclear de Fukushima
que resultó afectada por el tsunami provocando el escape de radiación y
que obligó a definir una zona de exclusión de 20 kilómetros alrededor de
ella, donde probablemente permanezca inhabitable durante años, quizá
décadas por venir, advierten los científicos.
[Fuente:Yumeki]
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